San Miguel Arcángel, yo me consagro a ti. Me pongo a
mí mismo, a mi familia y a todo lo que me pertenece, bajo tu poderosa
protección. Acrecienta el fervor en mi corazón y recuerda que, desde este día,
yo estoy bajo tu amparo.
Obtén para mi gracia de amar con todo mi corazón a Dios, Mi Padre, a
Jesús, mi Salvador; al Espíritu Santo, mi Santificador, y a María, mi dulce
Madre. Amén.
Oh gran príncipe del Cielo, guardián sumamente fiel de la Iglesia, San
Miguel Arcángel, yo, aunque indigno de presentarme a ti, pero confiado en tu
especial bondad, emocionado (a) por la excelencia de tus plegarias y de la
multitud de tus buenas obras, me presento a ti, acompañado (a) por mi Ángel de
la Guarda; y en presencia de todos los Ángeles del Cielo a quienes tomo como testigos
de mi devoción por ti, te elijo hoy como mi protector y abogado particular, y
me propongo firmemente honrarte siempre y ensalzarte con todas mis fuerzas.
Y ahora yo (di tu nombre) como hijo amado de la Virgen María quiero
confiar mi vida, mis familiares y seres queridos, y el país donde nací, a la
protección de los santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, para que nos guíen por el camino
del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo a la conversión y a la salvación
eterna, por los méritos del Sagrado Corazón del mismo Cristo nuestro Señor y
Redentor amén
Santos Arcángeles
Miguel, Gabriel y Rafael, asístanos durante nuestras vidas,
para que no sigamos ofendiendo los ojos purísimos de Dios, ni con obras, o
palabras o pensamientos. Santos Arcángeles defiéndanos contra todas las trampas
y tentaciones del demonio, especialmente aquellas contra la fe y la pureza; y
en la hora de la muerte, gocemos de sus protecciones, y ayúdenos a entras en paz en la Patria Eterna. Para Adorar al Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo Amén.
San Miguel Arcángel, te pedimos que ruegues por nosotros y que nos ayudes a llevar nuestra plegaria a Dios Todopoderoso, te confiamos el presente y futuro de todas las naciones de la tierra. Especialmente para que libres a todos los pueblos de las tiranías del diablo y sus secuaces
San Miguel Arcángel, te rogamos que reclames esta Tierra de Gracia como pertenencia del corazón Inmaculado de María, para gloria de Dios Padre,
Hijo y Espíritu Santo, para que se establezca en todos
los corazones el Reinado de Jesucristo,
realmente presente, en cuerpo, alma y divinidad, en el sagrado Sacramento del Altar, al
que confiamos la vida presente y futura de todos los pueblos, ciudades y
naciones.
Padre Eterno Viendo la aflicción causada por los pecados de todos los habitantes de las naciones, y por la soberbia y ambición de sus gobernantes y lideres, venimos a ti desde lo más profundo de nuestros corazones, invocando tu ayuda y protección. Ten piedad de tus queridos pueblos, míralos con misericordia. Toca los corazones de los que están lejos de ti.
Ilumina su comprensión, ayúdales a ver el valor y la dignidad de la vida humana, ayúdales a llevar con responsabilidad el trascendental don de la libertad humana. Libéranos de toda falsedad que lleve al terrible mal de rechazar la vida. Danos sabiduría, para que defendidos por tu santa protección, respetemos de la santa ley de Dios y veamos que sólo Cristo es la verdadera fuente de nuestros más preciados derechos: la vida, la libertad, la búsqueda de la felicidad. Protege y guía a los ministros de tu Hijo, para que puedan proteger y conducir sus rebaños al Divino Pastor. Amén
San
Miguel Arcángel misericordioso, Da la conversión a los dirigentes y a los
pueblos de tu amada tierra, da la humidad, la fortaleza y el coraje de rechazar
la cultura de la muerte y de rehuir cualquier camino que lleve al rechazo de
Dios. Muéstrales el camino de la Vida. Confiamos en tu poderosa intercesión.
Recuerda,
San Miguel Arcángel, que nunca hubo alguna persona que haya podido huir de tu
protección, pidió por tu ayuda o te buscó y no haya sido escuchado.
Conquistados
por esta confianza, asistimos hacia ti, oh San Miguel Arcángel.
A
ti venimos, ante ti estamos, pecadores y tristes. No desprecies nuestras
plegarias, ten misericordia, escúchanos y respóndenos.
Amén.
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